Tu sonrisa mi niño pequeño,
mientras duermes en mis brazos,
es olvido de viejos cuentos.

Tu sonrisa de fragiles labios
aleja temores,
incontables pesadillas, mis noches de insomio.

De tristeza esta lleno el corazon,
de heridas esta la piel,
no cargo con culpas,
soy libre y extranjera.


De todos y ningun lugar me he quedado,
vivo la vida sin más,
sin pretenciones,
sin más de lo que sueño o pude hacer.


En cada pueblo que dejo,
de cada sol me acuerdo.

Conozco
todas
y las que
se pueden llegar a inventar,
las que nacen en la fria soledad
o de un sincero corazón...
corazón.


Es el día
de sanar con palabras,
porque creo en ti
y en la fuerza de ti,
me levanto en el reflejo
de la debil sombra,
tomaré uno o más besos de tu boca.

Eres el poema que pense que no llegaría a escribir, te quiero!

Ama los momentos... esos no vuelven,
ama tu sombra,
ama tu pasos... muy pronto se disuelven.

Si el mundo te dice que olvides amar,
si el mundo no te da razones para querer...
¡Contradicelo!
¡Levanta la mano!
¡Escupe la hipocresia! ¡Escupe en las mentiras! (hacen daño... hacen daño)
¡Pelea!... ¡Ama!

Noche densa, te quiero asi, humilde... sin mascaras.

Se que nada es igual,
te prometí que mi mano estaría por siempre,
no siento lo mismo en ti, no hay realidad.
Eres la excepción de la amistad.

No creo en respuestas inconclusas, no es el momento,
esta vez la amargura no llegará al corazon,
eres todo para mi, lo siento,
tu podrías ser eterna en mi oración.

No estoy disponible,
hoy estaré demasiado ocupada,
reparo lo que se rompio, lo inservible;
hay vacios... estoy relajada.

Como todos, al final seguiste a la felicidad,
te fuiste por la bondad...sabes amar;
no guardo malos sentimientos, esa es la verdad.
Corre libre, corre... sinceridad.

En cuanto pueda
volveré a gritar tu nombre,
tan alto, tan feliz... en cuanto mis pasos vuelvan,
por ti he viajado entre aquellos extraños colores.

Se feliz... lo deseo,
dejo mi mano extendida,
he olvidado, empezaré de nuevo,
ignora si quedan abiertas las heridas.

Alegría, viajera egoísta,
nunca te detienes en mi corazón;
alegría, no soy optimista,
ni tampoco sé tu oración.

Alegría, no me sorprendes,
la vida me ha enseñado que no vales la pena,
aún así desearía que fueras eterna
como en los días de infancia en que eras serena.

Efímera, veleidosa danzarina,
te desconozco, te aborrezco, te idolatro;
ojalá te encontrara en cada esquina,
en cada alma, en cada llanto.

Alegría, ¡Cómo haces alarde!,
no hay nadie mejor que tú disfranzándose,
eres la más esperada, aún si ya es tarde,
cada vez que escucho tu nombre,la piel sigue erizándose.

Alegría te he perdido
y todavía no dejo de buscarte.