sábado, 28 de febrero de 2009

_ _ _ _ _ _ _ _Poema nada mas

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¿Y que hay conmigo?
¿Y todo lo que pasamos cuando llovia?
No significo nada para ti...
Ni hoy... ¿Todavía?
¿No te acuerdas que yo no era la que al principio me movia?

Creíste que siempre estaría,
lo sé, yo tambien lo vi asi...
¿Por qué ahora me arrepentiría?
Solo soy una desconocida...
Ya ni siquiera seré un rostro en tu impredecible vida.

_ _ _ _ _De nOche en la ciudad de las luces

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La gente es extraña... la ciudad huele raro...

Son las 11 de la noche y la ciudad resplandece, el sol está en su punto máximo, los niños juegan con sus triciclos en plena calle; sus madres no los vigilan, estan muy ocupadas tratando de mantener esa sonrisa...pero es muy dolorosa.

La gente entra y sale de los edificios, las puertas estan tan desgastadas q ahora son solo cortinas de celofan. No hay tiendas ni parques, mucho menos iglesias; no hay lugar en donde orar, pero eso a las personas les tiene sin cuidado, se han olvidado de querer, se han olvidado de vivir... sólo son cajas de madera con una vida demandante.

Corazones de diferentes personalidades iguales... siempre es la misma historia.

Pequeñas manos nacen del pavimento, todas estan buscando cariño... han olvidado que es intangible.

Tan apático... tan frio.
viernes, 27 de febrero de 2009

_ _ _ _ Abstracto

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Había viajado, viajado demasiado, visto demasiado.

Antar llegó con los pies destrozados, llenos de sangre y con los ojos vacíos. Hacía tiempo que no volvía a ese lugar, ya no recordaba su aroma, ni el fresco verdor del pasto, ni los imponentes monumentos, ni aquellos besos que los enamorados dejan caer a montones, lo único que tenía era la soledad del anciano que distraído, al igual que ella, llegó y se sentó apesadumbradamente en una de las bancas de aquel lejano lugar.

Ella contempló, era de noche, el atardecer desapareció, ella no tuvo tiempo de verlo, en ese entonces todavía caminaba, solo tenía como música el arrullo de las arrogantes voces de las arrogantes personas con las que se topaba en su andar.

En el fondo de su ser sabía que el único atardecer que recordaba su existir fue aquel que ocurrió en ese mismo parque por aquellas mismas fechas de hacia un año; los demás soles, las demás lunas no contaban, solo un sol y una luna fueron testigos de que ella alguna vez existió.

- ¿Por qué te haces esto?- se preguntó.

El anciano observaba, el si tenía ojos, el también había viajado y sin embargo, no estaba cansado de hacerlo.

- ¿Por qué te lastimas?

La muchacha volteó la cara al cielo. De aspecto distante, oscuro y temible, esa noche no hubo estrellas.

- Aun pienso, aun siento

La luna aparecía de vez en cuando, una débil nube la protegía de las miradas raras que lanzan los humanos. La luna acompañaba a Antar, la luna desaparecía con Antar.


-¡Fuga!, ¡Vamonos!
-¡Ya hace hambre!- se escucha a lo lejos.
Figuras desconocidas (personas, quizás) entran y salen del campo de percepción de la muchacha.

El viento se hace uno con Antar, ella recibe el único abrazo que le han regalado en horas, tal vez días.


El viejo se levanta de su asiento, toma el bastón y se marcha, solo fue un descanso en su largo viaje.

-He observado, he visto mucho, estoy harta de lo que vi. Me he visto.


Hace un año, hace un año...

La muchacha patea una arrumbada botella de plástico, con la poca agua que quedaba dentro de ella, creó una tempestad.

Silencio.

Ahora, solo se escucha el latir de los corazones de aquellas figuras borrosas.
Antar, sentada en la banca se retuerce, el latir de los corazones no se disuelve, al contrario, se fortalece.

Antar temerosa, posa las manos en la cabeza, poco a poco estas bajan, por instinto se aferran a sus orejas.

Las arrancó.

Jamás volvió a escuchar.

Cegada, sorda y sin poder caminar, Antar prosiguió sentada, sin más.

La gente entraba y salía, reía, gritaba pero eso ya no le molestaba a Antar, ya no escuchaba nada, ni así misma.

Fue entonces cuando se dio cuenta, fue entonces cuando el cálido viento de noviembre se convirtió en aire gélido.

La noche transcurrió.

Antar sabia que todavía quedaban personas en el parque, porque todavía sentía, algunas veces sentía la preocupación, la incertidumbre o la tristeza pero también, en alguna de esas figuras sentía el amor, la amistad, la bondad, la esperanza.
Antar comenzaba a aborrecer que aun pudiera sentir.

Tiempo, tiempo...

En esa misma banca, algún tiempo atrás, Antar amó sentir, amaba cuando el respiraba con ella porque así sabia que no iba sola, amaba ver su extraña figura, amaba escuchar las palabras sin sentido que el decía, amaba que la boca de el estuviera tan cercana a la suya y amaba que muchas veces se olvidara donde empezaba la extensión de uno y del otro.

Abrió la boca, con las filosas manos se arrancó la lengua, cosió sus labios con uno de sus largos cabellos.

Jamás volvió hablar.

Alzó los brazos al cielo y llegó muy alto, tomó la luna porque era la misma que había estado cuando ella y el estaban, la única testigo que quedaba.

Antar la tomó y de manera furiosa la arrojó, Antar no podía ver, hablar, oír, no podía caminar pero todavía podía sentir.

Sintió la luna y supo donde estaba, la arrojó al mar porque aun sentía al mar.

La gente no la tomó en cuenta, nunca lo hacían, nadie le prestó atención; para ellos, para las figuras que deambulaban en el parque, era solo una muchacha, casi una niña, la que estaba sentada en la banca, con la vista perdida y nada mas.

-y me voy y dejo todo, y te conviertes en una bruma, solo tengo pedazos de recuerdos… de nuestros recuerdos.

Antar, aun con las manos extendidas, permaneció un rato, avanzaba la noche.
Silencio.

Algunos instantes, algunos recuerdos lograron salir y flotaron en el mar.

Vagamente se acuerda de la cara de el, vagamente recuerda su sonrisa, eso le duele. Ella nunca aprendió a reír.


Silencio.

Súbitamente, sus brazos cayeron, ya no buscaban al cielo, sus brazos buscaron sus piernas, sangre.
Se acurrucó como la niña pequeña que era.

Lloró.

La noche densa le daba la despedida.

Jamás volvió a existir.



FIN

_ _ _ _ La otra noche...

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La otra noche observaba
aquellas estrellas solitarias
siendo sola yo recordaba
a la luna como brillaba.

Todos los momentos
en aquel..tu espacio breve,
todos aquellos extraños sentimientos
hacen que el alma se vuelva breve.

La otra noche observaba...
a una cara triste
de luz apagada.

_ _ _ _ La historia de ese caballero

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En un lugar, donde los niños que encienden los faroles están muertos, ya no hay nada que esperar. Han matado a los niños, han matado a los padres de los niños; el convento está lleno de nuevos curas ansiosos para dar los santos óleos. Las iglesias están repletas de gente pecadora donde lo peor es una verdadera arrogancia que una falsa humildad.
Todo está perdido, el día y la noche ya no existen, sólo nubes oscuras se extienden en la ciudad, todo se perdió.

La alegría ha sido olvidada, solo extrañas máscaras que simulan sonrisas son las que persisten en las calles.

Las gargantas han sido ahogadas con el agua de la avaricia, ningún ser humano puede gritar, la voz es sólo un recuerdo en el mundo del silencio.

Pero ha llegado una persona, una luz cuando las demás luces se han apagado. El justiciero camina bajo el estandarte de la compasión; algunos lo aclaman otros le reclaman, su tardía aparición molesta; tiene tanto que hacer y poco tiempo para ser, es un desastre. El prometió que las mariposas volarían de nuevo... pero sólo es una promesa.

Los corazones se entregan a él, los aplausos recaen en él - Justiciero- tartamudean algunos- ¡Salva mi alma, justiciero!-

Aquel caballero empuña su espada y asesta un duro golpe en la pared de aquella oficina, el arma rebota y hace que el justiciero salga de su órbita, sus ojos están tristes, ha fallado...
Te gustan las personas brillantes..esas que no tienen luz propia

_ _ _ _ La levedad de las palabras

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Ser alguien de palabras lentas,
q lastiman cual paso En la soledaD de un Sueño,
La otra Noche Te creia, la Otra noche Te veia...

En la levedad De tus palabras
En La existencia de Tus miradas
en Tus cariCias q No Sobraban
Me Recuerdan un recuerdo Q no recordaba...